Artículo 26
- Toda persona tiene derecho a la
educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a
la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será
obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada;
el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de
los méritos respectivos.
- La educación tendrá por objeto
el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales;
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las
naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el
desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento
de la paz.
- Los padres tendrán derecho
preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
23 de septiembre del 1896
Era un día
cualquiera, yo estaba dentro de casa jugando
con mis muñecas, cuando unos
hombres de raza blanca entraron
por la puerta. Cogieron a mi madre, mi padre intentó pararlos,
mientras que me decía que me escondiera
en el armario y que no saliera hasta que alguien viniera a buscarme.
Tenía
mucho miedo.
Estuve
aproximadamente 10 horas dentro del armario, ya casi me estaba muriendo de sed
y de hambre, cuando la puerta del armario se abrió, vi a un señor desconocido
que me dio la mano para levantarme. Yo no sabía ni quién era, ni qué quería de
mí, pero me transmitió confianza.
Me llevó a
su casa y allí nos conocimos. Le pregunté haber quién era y por qué había
venido. El me dijo que su nombre era Ralf, y que había venido desde Alemania,
porque había visto en las noticias lo que había pasado, además, le debía un
favor a mi padre.
Ahora mismo
estoy en una casa que hemos alquilado después de mi primer día en Alemania. ¡Ha
sido un día horrible!
No es fácil
ser la única negra de pelo moreno y ojos oscuros cuando todo el mundo de
alrededor es blanco de ojos azules y
pelo rubio. Todos se quedaban mirándome y a mí me molestaba mucho. Así que
hemos tenido que comprar una peluca rubia y un maquillaje blanco.
El director
del colegio me ha dejado entrar en el centro escolar aun sabiendo que empezaría
tarde; me parece muy amable por su parte.
¡Empezaré
mañana!
24 de septiembre del 1896
Hoy no ha
sido un día fácil. He ido a la escuela por primera vez, pero, al entrar en
clase todos los niños me han hecho burla, por no llevar el uniforme y el
director, me ha puesto una falta grave y con tres faltas graves te expulsan del
colegio.
Después, en
la hora de gimnasia se me ha caído la peluca y se me ha corrido toda la pintura
blanca, otra falta grave y encima más burlas. Me he sentido humillada. ¿Por qué
juzgan a una persona por su tono de piel?
Para colmo
el director me ha expulsado. ¡Se supone que necesito tres faltas pero como soy
negra!
¡Vaya país!
Ralf, el que
me rescató, ha ido a hablar con el director y yo también. Como veíamos que no
podíamos con él, hemos metido el tema de las faltas graves, pero, ¡ese hombre
tiene respuesta para todos! Así que adentro con los derechos humanos:
Toda persona
tiene derecho a la educación, debe de ser gratuita al menos en lo concerniente
a la instrucción elemental y fundamental, será obligatoria. El acceso a los
estudios superiores serán igual para todos.
Estaba
triste y he empezado a mirar por la
ventana. He visto un chica de mi edad
que me estaba mirando, me ha dicho que
me había visto en su clase del colegio y
que si tenía alguna duda que le preguntase. Pero yo le he contestado que ya no
tendría ninguna duda pues me habían expulsado. Ha dicho que a ella no le
parecía nada bien eso y me invitó a su casa. Yo le he explicado todo bien me ha
dicho que es una injusticia por que todos tenemos derecho a la educación. Yo ya
le he contestado que no podía hacer nada, pero, que estaba con ella, entonces
me ha cogido de las manos y me ha dicho que tenía un plan, en ese momento he
sabido que era mi amiga. Su nombre es Lara.
25 de septiembre de 1896.
Al
levantarme me he asomado por la ventana y he visto a Lara en mi jardín con el
rostro pintado de marrón, para apoyarme. Esto me ha sorprendido pero a la vez
me he alegrado al ver que alguien, además de Ralf, me apoyaba. En ese momento
ha venido el cartero con una carta, yo he cogido la carta y la he dejado en la
cocina. Después hemos ido hacia el colegio.
En el
colegio hemos ido a la sala de
profesores, Lara ha abierto la puerta de
golpe y ha empezado a protestar. El director se ha enfadado mucho y ha dicho que si no íbamos ya a nuestras aulas
nos expulsaría a las dos.
Entonces
hemos ido, no teníamos más remedio, pero, Lara ha sido muy valiente.
La profesora
ha dicho que le parece muy bien lo que hemos hecho y que nos reuniremos después
del comedor para pintarnos las caras. Todos nos hemos reunido, no me lo podía
creer, todos los niños que hace un día me insultaban, me estaban apoyando y
todo gracias a Lara.
Cuando hemos
terminado de pintarnos todos (menos el
director). Hemos ido al despacho del
director protestando pero él ha dicho
que si no parábamos nos expulsaría a todos entonces nos callamos.
El director
se lo ha pensado dos veces y sobre todo en la multa que le podría caer al
infringir los derechos humanos y al pensar que se quedaría solo en la
escuela así que a mí me ha readmitido y
a los demás les ha dejado que se queden.
¡Ha sido el
mejor día de mi vida!
En casa se
lo he contado a Ralf.
Él me ha
abrazado fuerte y se le han saltado las lágrimas.
Ralf es como
un padre para mí.
13 años después
Ya tengo 18
años y mi diario se ha publicado, por lo menos una parte de él.
Ahora mi vida es genial estoy estudiando magisterio y doy clases de derechos humanos a los niños, una
de la anécdotas que más cuento es esta.
Ralf
falleció hace dos años, pero para mi
sigue estando aquí conmigo.
Como
falleció, vivo con mi mejor amiga Lara y con su familia pero estamos ahorrando
para comprarnos una casa.
La casa de
Ralf se ha vendido, ahora, vive una familia sudafricana. La niña pequeña de
seis años me recuerda mucho a mí.
Autoras: Maria Hernandez, Itziar
Basoa, Paula Eguzquiza y Leyre Heppe.