miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL DIARIO AFRICANO DE ALIOU




 

Artículo 4

Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

 Artículo 5

Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes



23 de Diciembre de 1876
Querido Andry:
Hace días que nosotros, los Africanos, estamos en guerra con los Americanos.  Estamos refugiados en una caseta al lado del Kilimanjaro, en Tanzania, y mi familia y yo tenemos mucho miedo ya que hace poco se llevaron a la familia Abbdou. Están registrando la zona donde estamos refugiados. Me siento  inhabilitada y sentir esto con tan solo 14 años es algo que nunca me había imaginado. No puedo conciliar el sueño por el hambre y por el miedo, así que me he puesto a escribir este diario explicando mis sentimientos.

24de Diciembre del 1876
Querido Andry:
Ayer, mientras estaba conciliando el sueño, escuché unos ruidos extraños, estaba algo angustiada y a la vez con ganas de saber lo que pasaba. Eché una ojeada y vi a los Americanos entrar en nuestra caseta. Los reconocí por su tez blanca y sus cara diabólicas y después de ello me entró tal pánico que no supe lo que hacer si avisar, llorar, gritar…
Al final recapacité y avisé a mi familia y justo cuando me di la vuelta vi que habían entrado a la sala donde todos estábamos durmiendo. Todas las familias empezaron a llorar y a chillar. A los más jóvenes nos metieron en un avión, todos estábamos aterrorizados y yo me sentía muy insegura ya que no sabía qué hacer sin tener a mi familia cerca. Nadie sabe qué habrá pasado con los mayores de nuestra familia ya que todos los niños de entre 10 y 17 años hemos sido trasladados a America para servir a generales, familias poderosas…
En el avión, cinco soldados me han pegado y violado. Ya no sé qué hacer, me siento sin fuerza y sin ganas de comer.

25 de Diciembre del 1876
Querido  Andry:
Ya no aguanto más, todo el viaje me han estado maltratando. Si no quería hacer  algo abusaban de mí y aunque lo hiciera daba igual porque si no era un soldado el que me pegaba o me violaba era el de al lado.

26 de Diciembre del 1876
Querido Andry:
Ayer, cuando llegué a América todos los blancos que me encontraba por el camino me miraban mal y me hacían sentirme diferente. Me llevaron a una casa cuyo   actual dueño  era uno de los soldados que me había  maltratado en el viaje. Cuando me miró vi en su cara cómo se reflejaba  una mirada de lo más escalofriante. Me mandó ponerme  un uniforme  de lo  más  ridículo y sexi a la vez. Quería que se notaran todas las curvas de mi cuerpo.
A la noche,  mientras ordenaba la estantería de arriba, noté cómo alguien  me empezaba a dar un masaje en la espalda. Entonces me di la vuelta y rápidamente  el que tenía detrás (el dueño de la casa) me cogió y me llevó a una sala en el sótano. Allí  me dio con un látigo hasta que no notaba la espalda. Más tarde me llevo una habitación  oscura  y ahí  pasé toda la noche sin comer y sin beber y así durante días.
 




27 de Enero del 1877
Querido Andry:
Tengo mucho hambre, pero siempre que me dan algo me niego a comerlo es algo muy extraño, porque si me lo como me siento culpable de algunas cosas y eso no es algo muy agradable. Esta mañana en el desayuno me he negado a ir a la habitación del soldado a coger una cosa ya que me esperaba lo que iba hacer conmigo. Por no haber querido ir me ha vuelto a llevar a la sala del sótano donde de nuevo me ha pegado con el látigo. Al mediodía he cogido un trozo de pan,  pero a escondidas porque ya no aguantaba más. Más tarde la familia Kingson, una familia muy poderosa y con dinero de America, ha venido a la casa del soldado. Mientras recogía la mesa el Sr. Kingson me ha visto las marcas de los latigazos. Así me ha cogido y me ha llevado como sirvienta a su casa y al soldado le han detenido por maltrato a menores. La casa de los Kingson es muy acogedora y bonita. En cuanto llegué vi bajar a una chica muy elegante. Vi su rostro y era una chica negra al igual que yo. Entonces comprendí que a esa familia le daba igual la raza y que me trataría como yo me lo merecía. Al mediodía la Sra. Kingson me ha dicho que me habían adoptado y que ahora sería una más de su familia. Estoy muy feliz porque ya se han acabado mis días de pena. Aunque no sepa dónde están mis padres estoy muy feliz con mi nueva familia y además tengo una nueva hermana. Echo de menos a mis padres pero estoy segura de que ellos están orgullosos de mí y de mis logros como persona.

 




                                                        
           Hecho por: Maider Bilbao, Ander Garcia y Nerea Bustamante

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